Cantar de los Cantares 7:1-13 NVI

4 Tu cuello parece torre de marfil. Tus ojos son los manantiales de Hesbón, junto a la entrada de Bat Rabí­n. Tu nariz se asemeja a la torre del Lí­bano, que mira hacia Damasco.

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5 Tu cabeza se yergue como la cumbre del Carmelo. Hilos de púrpura son tus cabellos; ¡con tus rizos has cautivado al rey!

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6 Cuán bella eres, amor mí­o, ¡cuán encantadora en tus delicias!

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7 Tu talle se asemeja al talle de la palmera, y tus pechos a sus racimos.

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8 Me dije: "Me treparé a la palmera; de sus racimos me adueñaré." ¡Sean tus pechos como racimos de uvas, tu aliento cual fragancia de manzanas,

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9 y como el buen vino tu boca! ¡Corra el vino hacia mi amado, y le resbale por labios y dientes![1]

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10 Yo soy de mi amado, y él me busca con pasión.

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11 Ven, amado mí­o; vayamos a los campos, pasemos la noche entre los azahares.

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12 Vayamos temprano a los viñedos, para ver si han retoñado las vides, si sus pimpollos se han abierto, y si ya florecen los granados. ¡Allí­ te brindaré mis caricias!

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13 Las mandrágoras esparcen su fragancia, y hay a nuestras puertas toda clase de exquisitos frutos, lo mismo nuevos que añejos, que he guardado para ti, amor mí­o.

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