I Samuel 2:1-36 RVR95

I Samuel 2:1-36

Cántico de Ana

1 Entonces Ana oró y dijo: "Mi corazón se regocija en Jehová, mi poder se exalta en Jehová; mi boca se rí­e de mis enemigos, por cuanto me alegré en tu salvación.

2 No hay santo como Jehová; porque no hay nadie fuera de ti ni refugio como el Dios nuestro.

3 No multipliquéis las palabras de orgulloy altanerí­a; cesen las palabras arrogantesde vuestra boca, porque Jehová es el Dios que todo lo sabe y a él le toca pesar las acciones.

4 Los arcos de los fuertes se han quebrado y los débiles se ciñen de vigor.

5 Los saciados se alquilan por pan y los hambrientos dejan de tener hambre; hasta la estéril da a luz siete veces, mas la que tení­a muchos hijos languidece.

6 Jehová da la muerte y la vida; hace descender al seol y retornar.

7 Jehová empobrece y enriquece, abate y enaltece.

8 Él levanta del polvo al pobre; alza del basurero al menesteroso, para hacerlo sentar con prí­ncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnasde la tierra; él afirmó sobre ellas el mundo.

9 Él guarda los pies de sus santos, mas los impí­os perecen en tinieblas; porque nadie será fuertepor su propia fuerza.

10 Delante de Jehováserán quebrantados sus adversarios y sobre ellos tronará desde los cielos. Jehová juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey y exaltará el poderí­o de su Ungido".

11 Luego Elcana regresó a su casa en Ramá, y el niño se quedó para servir a Jehová junto al sacerdote Elí­.

El pecado de los hijos de Elí

12 Los hijos de Elí­ eran hombres impí­os, que no tení­an conocimiento de Jehová.

13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguien ofrecí­a sacrificio, mientras se cocí­a la carne, vení­a el criado del sacerdote trayendo en su mano un garfio de tres dientes

14 y lo metí­a en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí­. De esta manera hací­an con todo israelita que vení­a a Silo.

15 Asimismo, antes de quemar la grasa, vení­a el criado del sacerdote y decí­a al que sacrificaba: "Dame carne para asársela al sacerdote; porque no aceptará de ti carne cocida sino cruda".

16 Y si el hombre le respondí­a: "Hay que quemar la grasa primero, y después toma tanto como quieras", él decí­a: "No, dámela ahora mismo; de otra manera la tomaré por la fuerza".

17 Así­ pues, el pecado de estos ayudantes era muy grande ante Jehová, porque menospreciaban las ofrendas de Jehová.

18 Y el joven Samuel serví­a en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino.

19 Su madre le hací­a una pequeña túnica y se la traí­a cada año, cuando subí­a con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado.

20 Entonces Elí­ bendecí­a a Elcana y a su mujer diciendo: "Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová". Luego regresaban a su casa.

21 Visitó Jehová a Ana y ella concibió; y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecí­a delante de Jehová.

22 Elí­ era muy viejo, pero cuando supo lo que sus hijos hací­an con todo Israel y cómo dormí­an con las mujeres que velaban a la puerta del Tabernáculo de reunión,

23 les dijo: "¿Por qué hacéis cosas semejantes? Oigo hablar a todo este pueblo vuestro mal proceder.

24 No, hijos mí­os, porque no es buena fama la que yo oigo, pues hacéis pecar al pueblo de Jehová.

25 Si peca el hombre contra el hombre, los jueces lo juzgarán; pero si alguno peca contra Jehová, ¿quién rogará por él?" Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová habí­a resuelto hacerlos morir.

26 Mientras tanto, el joven Samuel iba creciendo y haciéndose grato delante de Dios y delante de los hombres.

27 Vino un varón de Dios ante Elí­, y le dijo: "Así­ ha dicho Jehová: "¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto en la casa del faraón?

28 Lo escogí­ para que fuera mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciera sobre mi altar, quemara incienso y llevara efod delante de mí­. Yo concedí­ a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel.

29 ¿Por qué habéis pisoteado los sacrificios y las ofrendas que yo mandé ofrecer en el Tabernáculo? ¿Por qué has honrado a tus hijos más que a mí­, haciéndolos engordar con lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?"

30 Por eso Jehová, el Dios de Israel, dice: "Yo habí­a prometido que tu casa y la casa de tu padre andarí­an siempre delante de mí­"; pero ahora ha dicho Jehová: "Nunca haga yo tal cosa, porque yo honro a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.

31 Vienen dí­as en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya ancianos en tu casa.

32 Verás tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel, de manera que nunca habrá ancianos en tu casa.

33 Aquel de los tuyos a quien yo no excluya del servicio de mi altar, será para que se consuman tus ojos y se llene tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la plenitud de la edad.

34 Te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán el mismo dí­a.

35 En cambio, yo me suscitaré un sacerdote fiel, que obre conforme a mi corazón y mis deseos; le edificaré casa firme y andará delante de mi ungido todos los dí­as.

36 El que haya quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, y le dirá: Te ruego que me agregues a alguno de los servicios sacerdotales para que pueda comer un bocado de pan "".

I Samuel
(1 S. 2:1-36)

Su abreviatura es 1 S. (Antiguo Testamento), pertenece al tipo de libros Libros históricos. Hace referencia a acontecimientos importantes.

Capítulo 2 del libro I Samuel (1 S.) - Biblia versión Reina Valera 1995 (RVR95)

Versículo del día

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;

Deuteronomio 6:6 (RVR60)