Mateo 26:1-75 DHH94I

Mateo 26:1-75

El complot para prender a Jesús

1 Cuando Jesús terminó toda su enseñanza, dijo a susdiscí­pulos:

2 --Como ustedes saben, dentro de dos dí­as es la fiesta de laPascua, y el Hijo del hombre será entregado para que locrucifiquen.

3 Por aquel tiempo, los jefes de los sacerdotes y los ancianos delos judí­os se reunieron en el palacio de Caifás, el sumosacerdote,

4 e hicieron planes para arrestar a Jesús mediante algúnengaño, y matarlo.

5 Pero decí­an: --No durante la fiesta, para que no se alborote la gente.

Jesús es ungido en Betania

6 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón, al que llamaban elleproso;

7 en esto se le acercó una mujer que llevaba un frasco dealabastro lleno de un perfume muy caro. Mientras Jesús estaba a lamesa, ella le derramó el perfume sobre la cabeza.

8 Los discí­pulos, al verlo, se enojaron y comenzaron a decir: --¿Por qué se desperdicia esto?

9 Pudo haberse vendido por mucho dinero, para ayudar a lospobres.

10 Jesús lo oyó, y les dijo: --¿Por qué molestan a esta mujer? Ha hecho una obra buenaconmigo.

11 Pues a los pobres los tendrán siempre entre ustedes, pero amí­ no siempre me van a tener.

12 Lo que ha hecho esta mujer, al derramar el perfume sobre micuerpo, es prepararme para mi entierro.

13 Les aseguro que en cualquier lugar del mundo donde se anuncieesta buena noticia, se hablará también de lo que hizo esta mujer,y así­ será recordada.

Judas ofrece entregar a Jesús

14 Uno de los doce discí­pulos, el que se llamaba JudasIscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes

15 y les dijo: --¿Cuánto me quieren dar, y yo les entrego a Jesús? Ellos le pagaron treinta monedas de plata.

16 Y desde entonces Judas anduvo buscando el momento másoportuno para entregarles a Jesús.

Institución de la Cena del Señor

17 El primer dí­a de la fiesta en que se comí­a el pan sinlevadura, los discí­pulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: --¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?

18 Él les contestó: --Vayan a la ciudad, a casa de Fulano, y dí­ganle: 'El Maestrodice: Mi hora está cerca, y voy a tu casa a celebrar la Pascua conmis discí­pulos.'

19 Los discí­pulos hicieron como Jesús les habí­a mandado, yprepararon la cena de Pascua.

20 Cuando llegó la noche, Jesús estaba a la mesa con los docediscí­pulos;

21 y mientras comí­an, les dijo: --Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.

22 Ellos se pusieron muy tristes, y comenzaron a preguntarle unotras otro: --Señor, ¿acaso seré yo?

23 Jesús les contestó: --Uno que moja el pan en el mismo plato que yo, va atraicionarme.

24 El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen lasEscrituras; pero ¡ay de aquel que lo traiciona! Hubiera sido mejorpara él no haber nacido.

25 Entonces Judas, el que lo estaba traicionando, le preguntó: --Maestro, ¿acaso seré yo? --Tú lo has dicho --contestó Jesús.

26 Mientras comí­an, Jesús tomó en sus manos el pan y, habiendodado gracias a Dios, lo partió y se lo dio a los discí­pulos,diciendo: --Tomen y coman, esto es mi cuerpo.

27 Luego tomó en sus manos una copa y, habiendo dado gracias aDios, se la pasó a ellos, diciendo: --Beban todos ustedes de esta copa,

28 porque esto es mi sangre, con la que se confirma laalianza, sangre que es derramada en favor de muchos para perdónde sus pecados.

29 Pero les digo que no volveré a beber de este producto de lavid, hasta el dí­a en que beba con ustedes el vino nuevo en el reinode mi Padre.

Jesús anuncia la negación de Pedro

30 Después de cantar los salmos, se fueron al Monte de losOlivos.

31 Y Jesús les dijo: --Todos ustedes van a perder su fe en mí­ esta noche. Así­ lodicen las Escrituras: 'Mataré al pastor, y las ovejas sedispersarán.'

32 Pero cuando yo resucite, los volveré a reunir en Galilea.

33 Pedro le contestó: --Aunque todos pierdan su fe en ti, yo no la perderé.

34 Jesús le dijo: --Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, menegarás tres veces.

35 Pedro afirmó: --Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. Y todos los discí­pulos decí­an lo mismo.

Jesús ora en Getsemaní

36 Luego fue Jesús con sus discí­pulos a un lugar llamadoGetsemaní­, y les dijo: --Siéntense aquí­, mientras yo voy allí­ a orar.

37 Y se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, ycomenzó a sentirse muy triste y angustiado.

38 Les dijo: --Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense ustedesaquí­, y permanezcan despiertos conmigo.

39 En seguida Jesús se fue un poco más adelante, se inclinóhasta tocar el suelo con la frente, y oró diciendo: "Padre mí­o,si es posible, lí­brame de este trago amargo; pero que no se haga loque yo quiero, sino lo que quieres tú."

40 Luego volvió a donde estaban los discí­pulos, y los encontródormidos. Le dijo a Pedro: --¿Ni siquiera una hora pudieron ustedes mantenerse despiertosconmigo?

41 Manténganse despiertos y oren, para que no caigan ententación. Ustedes tienen buena voluntad, pero son débiles.

42 Por segunda vez se fue, y oró así­: "Padre mí­o, si no esposible evitar que yo sufra esta prueba, hágase tu voluntad."

43 Cuando volvió, encontró otra vez dormidos a los discí­pulos,porque sus ojos se les cerraban de sueño.

44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo lasmismas palabras.

45 Entonces regresó a donde estaban los discí­pulos, y les dijo: --¿Siguen ustedes durmiendo y descansando? Ha llegado la hora enque el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

46 Levántense, vámonos; ya se acerca el que me traiciona.

Arresto de Jesús

47 Todaví­a estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los docediscí­pulos, llegó acompañado de mucha gente armada con espadas ycon palos. Iban de parte de los jefes de los sacerdotes y de losancianos del pueblo.

48 Judas, el traidor, les habí­a dado una contraseña,diciéndoles: "Al que yo bese, ese es; arréstenlo."

49 Así­ que, acercándose a Jesús, dijo: --¡Buenas noches, Maestro! Y lo besó.

50 Jesús le contestó: --Amigo, adelante con tus planes. Entonces los otros se acercaron, echaron mano a Jesús y loarrestaron.

51 En eso, uno de los que estaban con Jesús sacó su espada y lecortó una oreja al criado del sumo sacerdote.

52 Jesús le dijo: --Guarda tu espada en su lugar. Porque todos los que pelean conla espada, también a espada morirán.

53 ¿No sabes que yo podrí­a rogarle a mi Padre, y él memandarí­a ahora mismo más de doce ejércitos de ángeles?

54 Pero en ese caso, ¿cómo se cumplirí­an las Escrituras, quedicen que debe suceder así­?

55 En seguida Jesús preguntó a la gente: --¿Por qué han venido ustedes con espadas y con palos aarrestarme, como si yo fuera un bandido? Todos los dí­as he estadoenseñando en el templo, y nunca me arrestaron.

56 Pero todo esto sucede para que se cumpla lo que dijeron losprofetas en las Escrituras. En aquel momento, todos los discí­pulos dejaron solo a Jesús yhuyeron.

Jesús ante el concilio

57 Los que habí­an arrestado a Jesús lo llevaron a la casa deCaifás, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y losancianos estaban reunidos.

58 Pedro lo siguió de lejos hasta el patio de la casa del sumosacerdote. Entró, y se quedó sentado con los guardianes deltemplo, para ver en qué terminarí­a todo aquello.

59 Los jefes de los sacerdotes y toda la Junta Suprema buscabanalguna prueba falsa para condenar a muerte a Jesús,

60 pero no la encontraron, a pesar de que muchas personas sepresentaron y lo acusaron falsamente. Por fin se presentaron dosmás,

61 que afirmaron: --Este hombre dijo: 'Yo puedo destruir el templo de Dios y volvera levantarlo en tres dí­as.'

62 Entonces el sumo sacerdote se levantó y preguntó a Jesús: --¿No contestas nada? ¿Qué es esto que están diciendo contrati?

63 Pero Jesús se quedó callado. El sumo sacerdote le dijo: --En el nombre del Dios viviente te ordeno que digas la verdad.Dinos si tú eres el Mesí­as, el Hijo de Dios.

64 Jesús le contestó: --Tú lo has dicho. Y yo les digo también que ustedes van aver al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, yviniendo en las nubes del cielo.

65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas en señal deindignación, y dijo: --¡Las palabras de este hombre son una ofensa contra Dios!¿Qué necesidad tenemos de más testigos? Ustedes han oí­do suspalabras ofensivas;

66 ¿qué les parece? Ellos contestaron: --Es culpable, y debe morir.

67 Entonces le escupieron en la cara y lo golpearon. Otros lepegaron en la cara,

68 diciéndole: --Tú que eres el Mesí­as, ¡adivina quién te pegó!

Pedro niega a Jesús

69 Pedro, entre tanto, estaba sentado afuera, en el patio. Enesto, una sirvienta se le acercó y le dijo: --Tú también andabas con Jesús, el de Galilea.

70 Pero Pedro lo negó delante de todos, diciendo: --No sé de qué estás hablando.

71 Luego se fue a la puerta, donde otra lo vio y dijo a losdemás: --Ese andaba con Jesús, el de Nazaret.

72 De nuevo Pedro lo negó, jurando: --¡No conozco a ese hombre!

73 Poco después, los que estaban allí­ se acercaron a Pedro y ledijeron: --Seguro que tú también eres uno de ellos. Hasta en tu manerade hablar se te nota.

74 Entonces él comenzó a jurar y perjurar, diciendo: --¡No conozco a ese hombre! En aquel mismo momento cantó un gallo,

75 y Pedro se acordó de que Jesús le habí­a dicho: "Antes quecante el gallo, me negarás tres veces." Y salió Pedro de allí­, ylloró amargamente.

Mateo
(Mt. 26:1-75)

Su abreviatura es Mt. (Nuevo Testamento), pertenece al tipo de libros Libros biográficos, evangelios. Hace referencia a la concepción, nacimiento, vida pública, enseñanzas, crucifixión, resurrección y legado de Jesús de Nazaret.

Capítulo 26 del libro Mateo (Mt.) - Biblia versión Dios habla hoy (DHH94I)

Versículo del día

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la ví­a de escape, a fin de que podáis resistirla.

I Corintios 10:13 (LBLA)