Marcos 6:1-56 RVR95

Marcos 6:1-56

Jesús en Nazaret

1 Salió Jesús de allí­ y vino a su tierra, y lo seguí­an sus discí­pulos.

2 Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos, oyéndolo, se admiraban y preguntaban: --¿De dónde saca este estas cosas? ¿Y qué sabidurí­a es esta que le es dada, y estos milagros que por sus manos son hechos?

3 ¿No es este el carpintero, hijo de Marí­a, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí­ con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.

4 Pero Jesús les dijo: --No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, entre sus parientes y en su casa.

5 No pudo hacer allí­ ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos poniendo sobre ellos las manos.

6 Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorrí­a las aldeas de alrededor, enseñando.

Misión de los doce discípulos

7 Después llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, y les dio autoridad sobre los espí­ritus impuros.

8 Les mandó que no llevaran nada para el camino, sino solamente bastón. Ni bolsa, ni pan, ni dinero en el cinto;

9 sino que calzaran sandalias y no llevaran dos túnicas.

10 Y añadió: --Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar.

11 Y si en algún lugar no os reciben ni os oyen, salid de allí­ y sacudid el polvo que está debajo de vuestros pies, para testimonio a ellos. De cierto os digo que en el dí­a del juicio será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.

12 Y, saliendo, predicaban que los hombres se arrepintieran.

13 Y echaban fuera muchos demonios, ungí­an con aceite a muchos enfermos y los sanaban.

Muerte de Juan el Bautista

14 Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se habí­a hecho notorio, y dijo: --Juan el Bautista ha resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.

15 Otros decí­an: "Es Elí­as". Y otros: "Es un profeta, como los profetas antiguos".

16 Al oir esto, Herodes dijo: --Este es Juan, el que yo decapité, que ha resucitado de los muertos.

17 El mismo Herodes habí­a enviado a prender a Juan, y lo habí­a encadenado en la cárcel por causa de Herodí­as, mujer de Felipe, su hermano, pues la habí­a tomado por mujer,

18 porque Juan habí­a dicho a Herodes: "No te está permitido tener la mujer de tu hermano".

19 Por eso, Herodí­as lo acechaba y deseaba matarlo; pero no podí­a,

20 porque Herodes temí­a a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegí­a. Cuando lo oí­a, se quedaba muy perplejo, pero lo escuchaba de buena gana.

21 Llegó el dí­a oportuno cuando Herodes, en la fiesta de su cumpleaños, daba una cena a sus prí­ncipes y tribunos y a los altos dignatarios de Galilea.

22 Entró la hija de Herodí­as y danzó, y agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa. El rey entonces dijo a la muchacha: --Pí­deme lo que quieras y yo te lo daré.

23 Y le juró: --Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.

24 Saliendo ella, dijo a su madre: --¿Qué pediré? Y esta le dijo: --La cabeza de Juan el Bautista.

25 Entonces ella entró apresuradamente ante el rey, y pidió diciendo: --Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

26 El rey se entristeció mucho, pero a causa del juramento y de los que estaban con él a la mesa, no quiso desairarla.

27 En seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuera traí­da la cabeza de Juan.

28 El guarda fue y lo decapitó en la cárcel, trajo su cabeza en un plato y la dio a la muchacha, y la muchacha la dio a su madre.

29 Cuando oyeron esto sus discí­pulos, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.

Alimentación de los cinco mil

30 Entonces los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habí­an hecho y lo que habí­an enseñado.

31 Él les dijo: --Venid vosotros aparte, a un lugar desierto, y descansad un poco. (Eran muchos los que iban y vení­an, de manera que ni aun tení­an tiempo para comer.)

32 Y se fueron solos en una barca a un lugar desierto.

33 Pero muchos los vieron ir y lo reconocieron; entonces muchos fueron allá a pie desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él.

34 Salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tení­an pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.

35 Cuando ya era muy avanzada la hora, sus discí­pulos se acercaron a él, y le dijeron: --El lugar es desierto y la hora ya muy avanzada.

36 Despí­delos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor y compren pan, pues no tienen qué comer.

37 Respondiendo él, les dijo: --Dadles vosotros de comer. Ellos le dijeron: --¿Quieres que vayamos y compremos pan por doscientos denarios y les demos de comer?

38 Él les preguntó: --¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Y al saberlo, dijeron: --Cinco, y dos peces.

39 Entonces les mandó que hicieran recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.

40 Se recostaron por grupos, de ciento en ciento, y de cincuenta en cincuenta.

41 Entonces tomó los cinco panes y los dos peces y, levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes y dio a sus discí­pulos para que los pusieran delante; también repartió los dos peces entre todos.

42 Comieron todos y se saciaron.

43 Y recogieron, de los pedazos y de lo que sobró de los peces, doce cestas llenas.

44 Los que comieron eran cinco mil hombres.

Jesús anda sobre el mar

45 En seguida hizo a sus discí­pulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedí­a a la multitud.

46 Y después que los despidió, se fue al monte a orar.

47 Al llegar la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.

48 Viéndolos remar con gran esfuerzo, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y querí­a adelantárseles.

49 Viéndolo ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron,

50 porque todos lo veí­an, y se asustaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: --¡Tened ánimo! Soy yo, no temáis.

51 Subió a la barca con ellos, y se calmó el viento. Ellos se asustaron mucho, y se maravillaban,

52 pues aún no habí­an entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.

Jesús sana a los enfermos en Genesaret

53 Terminada la travesí­a, vinieron a tierra de Genesaret y arribaron a la orilla.

54 Al salir ellos de la barca, en seguida la gente lo reconoció.

55 Mientras recorrí­an toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en camillas a donde oí­an que estaba.

56 Y dondequiera que entraba, ya fuera en aldeas, en ciudades o en campos, poní­an en las calles a los que estaban enfermos y le rogaban que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban quedaban sanos.

Marcos
(Mr. 6:1-56)

Su abreviatura es Mr. (Nuevo Testamento), pertenece al tipo de libros Libros biográficos, evangelios. Hace referencia a la concepción, nacimiento, vida pública, enseñanzas, crucifixión, resurrección y legado de Jesús de Nazaret.

Capítulo 6 del libro Marcos (Mr.) - Biblia versión Reina Valera 1995 (RVR95)

Versículo del día

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la ví­a de escape, a fin de que podáis resistirla.

I Corintios 10:13 (LBLA)